El agua pura es un ingrediente fundamental para un vodka de alta calidad, combinada con alcohol de trigo malteado naturalmente y sin aditivos químicos. Tras el proceso de elaboración, el aguardiente es filtrado hasta cinco veces con arenas de cuarzo y carbón vegetal de abedul impregnado de plata con la finalidad de eliminar cualquier posible impureza. Finalmente se somete a un periodo de reposo de entre 30 y 90 días para que su sabor se vuelva más suave y armonioso.