Dos mundos que al juntarlos logran buena sucrosidad y frescura a la vez. Los racimos son despalillados llegando de forma natural por gravedad a pequeñas piletas de concreto, fermentan sin adición de ningún elemento ajeno y a temperaturas entre 26ºC a 28ºC durante varias semanas. La crianza continúa en barricas usadas de roble francés hasta la siguiente vendimia.