
6 Retos vinícolas debido al cambio climático
1. Cambios en la maduración y la recolección.
Los cambios en el clima están transformando la forma en que las uvas maduran y se cosechan, alterando así el mundo del vino. Las fluctuaciones en las temperaturas y los patrones de lluvia están desafiando la tradicional predictibilidad del ciclo de crecimiento de la vid. Este fenómeno conlleva una serie de desafíos para los viticultores, desde la gestión de la maduración desigual de las uvas hasta la adaptación de las prácticas de cosecha. La maduración anticipada o tardía puede influir en la composición química de las uvas, afectando directamente la calidad y el sabor del vino. Además, las condiciones climáticas extremas, como las olas de calor o las tormentas, pueden dañar los cultivos y disminuir el rendimiento de la cosecha. En este nuevo panorama, los viticultores están explorando nuevas estrategias, desde la selección de cepas más resistentes hasta el uso de técnicas de manejo del viñedo más flexibles, para adaptarse a estos cambios y seguir produciendo vinos excepcionales.
Varietales que suelen ser perjudicados: Chardonnay, Sauvignon Blanc y Blends.

2. Modificaciones en las zonas vitivinícolas convencionales.
Las zonas vitivinícolas están experimentando cambios importantes debido al clima y otros factores. Esto está llevando a una reevaluación de las prácticas establecidas y la búsqueda de nuevas estrategias para mantener la calidad del vino. El aumento de las temperaturas está afectando la maduración de las uvas y la disponibilidad de agua, lo que lleva a los viticultores a considerar nuevas técnicas de gestión del viñedo. Algunos productores están explorando nuevas áreas para el cultivo de uvas, lo que plantea desafíos y oportunidades para la industria del vino. En resumen, estas transformaciones están desafiando a los productores a adaptarse y evolucionar para garantizar la calidad del vino en un mundo en constante cambio.
Varietales que suelen ser perjudicados: Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah.

3. Ajustes de tipo de uvas.
Los ajustes en el tipo de uvas son esenciales para adaptarse a los cambios climáticos y a las demandas del mercado en la industria del vino. Los viticultores reconsideran las variedades de uva para resistir mejor las condiciones cambiantes del clima y satisfacer las preferencias de los consumidores. Estos ajustes incluyen la introducción de cepas nuevas y resistentes, así como la reevaluación de las variedades tradicionales para adaptarse a las condiciones climáticas fluctuantes. También pueden ser impulsados por la búsqueda de perfiles de sabor distintivos y la necesidad de cumplir con regulaciones específicas. Además, reflejan las tendencias emergentes en el mercado del vino, como la demanda de variedades menos conocidas o de uvas de origen único. En resumen, los ajustes en el tipo de uvas son una estrategia dinámica que garantiza la calidad y la viabilidad de la producción vitivinícola, al tiempo que abre oportunidades para la innovación y la diversificación en la industria del vino.
Varietales que fueron beneficiados: Malbec, Merlot, Cabernet Franc y Syrah.

4. Fenómenos climáticos severos.
Los fenómenos climáticos severos representan una amenaza creciente para comunidades y ecosistemas en todo el mundo. Desde tormentas intensas y olas de calor hasta sequías prolongadas y eventos de inundaciones, estos eventos extremos están en aumento debido al cambio climático. Impactan negativamente en la agricultura, la infraestructura y la salud pública, exacerbando la vulnerabilidad de las poblaciones más afectadas. La mitigación y la adaptación son esenciales para hacer frente a estos desafíos, incluyendo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la implementación de medidas de preparación y resiliencia en las comunidades.
Varietales que suelen ser perjudicados: Todos.

5. Variaciones en los esquemas de precipitación.
Las variaciones en los esquemas de precipitación son cambios significativos en los patrones de lluvia y nieve que afectan a diversas regiones del mundo. Estos cambios pueden incluir alteraciones en la frecuencia, intensidad y distribución temporal de las precipitaciones. Son atribuidos a factores como el cambio climático, la variabilidad natural del clima y la influencia de fenómenos atmosféricos como El Niño y La Niña. Las consecuencias de estas variaciones pueden ser diversas, desde sequías prolongadas hasta inundaciones repentinas, afectando la agricultura, los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. Adaptarse a estos cambios requiere una gestión sostenible de los recursos hídricos, la implementación de prácticas agrícolas resilientes y la planificación adecuada de infraestructuras para mitigar riesgos.
Varietales que suelen ser perjudicados: Todos.

6. Riesgos para la diversidad biológica.
Los riesgos para la diversidad biológica representan una amenaza significativa para los ecosistemas del planeta. Factores como la pérdida de hábitat, la contaminación, la introducción de especies invasoras y el cambio climático están contribuyendo a la disminución de la biodiversidad a nivel mundial. Esta pérdida de diversidad biológica no solo afecta a la variedad de especies en un ecosistema, sino que también compromete la estabilidad y la resiliencia de los ecosistemas en su conjunto, así como los servicios que brindan a los seres humanos, como la producción de alimentos, la regulación del clima y la purificación del agua. La conservación y protección de la diversidad biológica son fundamentales para garantizar la salud y el bienestar de los ecosistemas y de las generaciones futuras. Esto requiere acciones a nivel global, incluyendo la protección de áreas naturales, la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y la promoción de políticas de conservación ambiental.
Antecedentes en nuestro país
Debido a las heladas y al granizo, en el último año, Mendoza ha sufrido la pérdida de más de 26 mil hectáreas de viñedos. El ministro de Agricultura y Ganadería afirmó esto:
”Se estima que las pérdidas totales podrían superar las 30 mil hectáreas, ya que se cree que aproximadamente la mitad de los viñedos fueron dañados en un 100% durante la última granizada.”
La tormenta de granizo que golpeó Mendoza dañó cuatro mil hectáreas de cultivo en la región Este. Esto significa que, entre las heladas tardías de finales de año y los eventos climáticos adversos de enero, la provincia ha perdido un total de 26 mil hectáreas de viñedos. Es posible que la cifra sea aún mayor, ya que todavía se esperan informes posteriores al temporal. Se han expresado críticas hacia el Gobierno Nacional y se ha instado a los productores a reportar los daños sufridos.
El Secretario de Agricultura y Ganadería, Sergio Moralejo, proporcionó estos datos. Según sus declaraciones, en los últimos tres meses la cantidad de hectáreas afectadas podría superar las cien mil. Esto se debe a que ya se registraron 96.000 hectáreas afectadas a principios de noviembre debido a las bajas temperaturas que provocaron la pérdida de gran parte de la producción, y se sumaron otras seis mil hectáreas afectadas por el granizo reciente.
Los daños varían entre el 10% y el 100%, aunque el Gobierno muestra cautela al hablar de cifras, ya que aún falta determinar el alcance oficial de los destrozos. Moralejo señaló que aún hay aspectos sobre los que no se tiene toda la información, como por ejemplo qué porcentaje de lo afectado corresponde a viñedos y qué porcentaje a frutas con carozo. Además, agregó que la tormenta también afectó a zonas no cultivadas.
