Al dar los primeros pasos en el vasto y fascinante mundo del vino, es común sentirse abrumado por la variedad de opciones disponibles. Desde tintos robustos hasta blancos refrescantes, cada tipo de vino ofrece una experiencia única y compleja. Sin embargo, para aquellos que se aventuran por primera vez en este universo vinícola, surge la pregunta inevitable: ¿cuál es la mejor variedad de vino para comenzar? Si bien la respuesta puede variar según los gustos personales y las preferencias individuales, existe un consenso general entre los expertos: el vino blanco es una opción ideal para los principiantes. En esta introducción, exploraremos las razones detrás de esta recomendación y cómo el vino blanco puede servir como una puerta de entrada amigable y accesible al apasionante mundo del vino.
Es recomendable iniciar con vinos de carácter suave y poco agresivo. Los blancos y rosados suelen ser una elección acertada, especialmente cuando se sirven frescos.
Antes de adentrarse en el mundo del vino, es importante desmitificar la creencia de que se requiere ser un experto en el tema. Como señala Bossi Bonilla, “Si tenemos que dedicar tan sólo un minuto para pensar en un vino, algo anda mal”. El vino no se racionaliza, sino que se experimenta a través de los sentidos. “Gusta o no gusta; no es necesario entenderlo”. Sin embargo, si deseamos profundizar en nuestro conocimiento sobre la bebida, solo debemos hacerlo para enriquecer nuestra experiencia de consumo.
Sistematizar el consulmo
Si el paladar no está acostumbrado a este tipo de bebidas, la primera experiencia puede resultar inusual. Por eso, se aconseja comenzar con variedades blancas, espumosas y dulces. Posteriormente, como con cualquier hábito, será necesario regularlo. En ocasiones, se atribuye la disminución en el consumo per cápita de vino a la popularidad de la cerveza en los hogares, suponiendo que esto dificulta la adaptación a una nueva bebida alcohólica.
“El paladar antes se acostumbraba más rápido porque en cada mesa había vino y agua, hoy eso fue reemplazado por las gaseosas y entonces, a medida que crecemos con ese consumo y nos hacemos más grandes, la experiencia puede ser abrupta.”
Bernardo Bossi Bonilla, enólogo Alba en los Andes.
Pero no es una misión imposible y el paladar puede ser reeducado.
Consejos para iniciar en el mundo de los vinos
Explora varietales suaves: Comienza con vinos blancos o tintos ligeros y frutados, como un Sauvignon Blanc o un Pinot Noir. Estas variedades suelen ser más fáciles de apreciar para los principiantes debido a su perfil de sabor más delicado.
Aprende sobre maridajes: Experimenta con maridajes simples y versátiles, como quesos suaves, frutas frescas o platos de pescado. Combinar alimentos con vinos complementarios puede realzar tanto los sabores del vino como de la comida, creando una experiencia gastronómica más gratificante.
Prueba diferentes estilos y regiones: No te limites a un solo tipo de vino o región vinícola. Explora una variedad de estilos, desde vinos del Nuevo Mundo hasta vinos del Viejo Mundo, y descubre cómo los diferentes terruños y técnicas de vinificación influyen en el sabor del vino.
Utiliza tus sentidos: Al probar un vino, observa su color, huele su aroma y saborea su sabor. Presta atención a las notas frutales, florales y especiadas que puedas percibir, y trata de identificar las características que más disfrutas en un vino.
Comparte tus experiencias: Únete a catas de vinos, participa en eventos vinícolas locales o simplemente comparte tus descubrimientos con amigos y familiares. Discutir tus impresiones y opiniones sobre diferentes vinos puede enriquecer tu comprensión y aprecio por esta apasionante bebida.
Recuerda que el disfrute del vino es subjetivo y personal, así que no tengas miedo de confiar en tus propios gustos y preferencias a medida que exploras este emocionante mundo vinícola.
¿Cómo acompañar las primeras experiencias?
Acompañar las primeras experiencias al probar vino puede marcar la diferencia entre una introducción prometedora y una experiencia desafiante. Al enfrentarse a esta bebida única y multifacética, es importante crear un entorno acogedor y explorar gradualmente sus sabores y aromas. Para ello, es útil contar con una selección de vinos variada y versátil, que incluya opciones blancas, tintas y espumosas, adaptadas a los gustos y preferencias individuales. Además, es fundamental estar abiertos a la experimentación y al descubrimiento, sin preocuparse por ser expertos en la materia. Acompañar estas primeras incursiones en el mundo del vino con alimentos suaves y neutros puede ayudar a realzar y equilibrar los sabores, mientras que compartir esta experiencia con amigos o seres queridos puede añadir un toque de disfrute y camaradería. En última instancia, lo más importante es disfrutar del proceso y permitirse sumergirse en la riqueza sensorial que el vino tiene para ofrecer.
Sugerencias
Blancos: Nina Natural Blanco, Animal Chardonnay y Salentein Primus Chardonnay.
Tintos: Norton Elegido Malbec, Salentein Reserva Malbec y FInca Los Nobles Cabernet Bouchet
Espumantes: Maria Codorniú Extra Brut, Trumpeter Extra Brut y Espumante Rutini Brut Nature.
Recuerda que, tanto si estás solo como si compartes la experiencia con amigos o seres queridos, siempre es el momento perfecto para adentrarte en el fascinante mundo del vino. No importa si eres joven o mayor, si estás celebrando una ocasión especial o simplemente disfrutando de un día cualquiera; el vino tiene la maravillosa capacidad de enriquecer cualquier momento. Permítete abrir esa botella, llenar tu copa y dejarte llevar por los aromas y sabores que este elixir ofrece.
No hay reglas estrictas ni etiquetas rígidas que te impidan disfrutar de esta bebida. Ya sea que estés probando tu primer sorbo o que seas un conocedor experimentado, cada experiencia con el vino es única y especial. Es una oportunidad para explorar tus sentidos, descubrir nuevas variedades y aprender más sobre las diferentes regiones vinícolas y sus tradiciones.
Así que tómate un momento para apreciar el color, el aroma y el sabor de ese vino en tu copa. Déjate llevar por la conversación animada y los momentos compartidos mientras disfrutas de una buena copa de vino. Que cada sorbo sea una ocasión para celebrar la vida, la amistad y el amor, creando recuerdos que perdurarán mucho tiempo después de que la última gota se haya ido.